domingo, 6 de febrero de 2011

Las empanadas de Mafer

Mafer es mi hermana menor, la única blanca, la mas aplicada en cuanto a estudios, la mas seria, la mas callada; como decimos en la familia "LaMar" y no precisamente por el Mar, sino porque es "La Marciana". Ella parece hasta adoptada, si no fuera porque es la viva copia de mi papa pensaríamos que se la regalaron a mi mama. Pues comparada con la cantidad de morenos y bochincheros (Definase bochincero como persona que es fiestera y habladora) que somos todos, pues es extraño.
Aunque la historia no es sobre como es mi hermana, sino que cuento memorable tiene, por el que todos en la familia reímos. Allá arriba cuando la describía me salte la característica de que ella cuando pequeña, practicamente no comía. No le gustaban las ensaladas, ni la carne, ni los granos, ni el queso; Lo que mas le gustaba comer, eran cereales, yogourt, panqueques. Y esto era un grave problema en nuestra casa y mas al momento de ir al colegio, cuando nuestros padres nos daban el dinero para el desayuno (Pues nuestra mama, no es la mama convensional dulce y comprensiva de las que despiertan mucho antes que los hijos para hacerles desayuno. Pues no) y mi hermana todos los días compraba una empanada de desayuno en la escuela, cosa que yo veía porque ambas estábamos en primaria, pero ella compraba y se iba a sentar con sus amiguitos y yo con los mios y no la veía mas sino hasta la hora de la salida.
Pues resulta, pasa, sucede y acontece que un día cuando subimos al transporte de "La Sra. Guevara", la cual siempre pedíamos de favor que se parara en la otra esquina del colegio a buscarnos, poniendo como excusa el trafico, pero realmente era porque el transporte era de esos autobuses escolares amarillos grandes y viejos y que además sonaba mas que un conjunto de joropo en vivo (Joropo: Música folclórica venezolana). La gente empieza a decir que algo olia mal, así como a podrido y todo el mundo empezó a buscar entre sus cosas y voltear los zapatos verificando que hubiésemos pisado algo, pero nada. y así paso hasta que nos repartieron a todos.

Cuando llegamos a la casa, todo iba bien pero seguíamos respirando el mal olor, pensamos que era por estar dentro del autobús tanto tiempo. Esa tarde una de mis hermanas mayores fue a visitarnos y aburrida mientras los demás hacíamos otras cosas empezó revisarnos los morrales del colegio cuando toma el de mi hermana y habre el segundo cierre (tenia dos) y grita: "PAPAAAAAAAAAAAAAAA" Todos nos asustamos y vamos hacia el cuarto y un olor fétido no nos dejaba entrar, entonces mi hermana tira el morral al piso y salen unas cosas verdes, a lo que mi hermanita sale corriendo y se va a la sala. Entonces mi mama tapándose la nariz y dándosela de valiente empieza a sacar lo que había dentro del morral y cuenta 21 empanadas podridas, nacidas, verdes y mal olientes!! Ni se imaginan lo que mi mama quiso hacerle a mi hermanita, pero ni modo ella tendría como unos 5 anos, entonces solo hablo con ella!  

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